jueves, 25 de febrero de 2016

El mundo.

Entré a su mundo, colores, contrastes, ligereza y desapego.

Entré a su mundo, preocupación, ansiedad y desasosiego.

En el propio mundo andaba;
andaba y el paisaje cambiaba,
de frutas, a carne, de carne a plantas,
de plantas a sal, a sal a cenizas y de estas a frutas.

Mundo que en su andar lineal
se resquebraja sin permitir devolver,
anda y en su andar ni al abismo mira,
sabe que allí esta,
segura anda en trozos de tierra flotante.

Si me permitiese vivir en tal mundo,
ya en acantilados habría caído,
estaría agarrado de algún árbol,
en alguna grieta habría hecho nido.

Entré a este mundo,
¿realmente lo estoy?,
desde aquí parezco bruma,
neblina que podría confundir,
ó niebla cegadora,
no cae, no ayuda a volar;
que observa y apenas afecta.

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