viernes, 10 de junio de 2016

Y del amor, ¿qué me dices pequeño?

Estaban este par de amigos, pero no un par usual, un humano y un homúnculo, que tras varios experimentos habría podido ser el resultado final y el pináculo de un alquimista sabio y brillante; sin embargo, el mundo del que relatamos no es necesario alquimista ni homúnculo, además, este último ya terminó viviendo y siendo como un humano normal.

Estos amigos habían crecido como hermanos; el homúnculo, como humano común y corriente, que más que comprender, reproducía con destreza los comportamientos de los demás.

Después de beber un poco de alcohol, se sumieron en una larga conversación donde no importaba no quien ganara ni perdiera, uno criticaba, preguntaba, deseaba conocer y el otro se limitaba a responder, no por sí mismo, sino con la respuesta que dejara más cómodo al interlocutor.

Dejando de lado como es que un alquimista es innecesario en cualquier mundo, planeta ó historia, les comparto:

- Y tú, pequeño, ¿qué sabes del amor?, eres un fer enfermizo, ligero, que al intentar atrapar abrazas el ligero instante de contacto con el aire, pero no agarras nada, ni una pista, así, como cuando te cuentan un chiste, no atrapas nada, ni amor ni el humor.

- Cuando dices enfermizo y demás cosas, suena como si no tuviera sentimientos ni emociones, como si estuviera enfermo, sabes bien que me río con normalidad en varias ocasiones.

- Sí, ¿y los chistes qué?, te los masticamos todos y al final no te ríes un poco.

- Eso es por que tu sabes que no me río, pero ellos no se dan cuenta.

- ¡Ajá!, pero esto no se trata de chistes.

- Calma un poco, sé que no es eso... El amor... el amor, ¿no es desear que el otro esté bien, cómodo, contento?

- Ciertamente, y ahora, siendo un poco egoísta?

- Bueno, con respecto el amor de pareja, amistades, y familia, es complejo, tengo entendido, existen varias etapas, y debido al aprecio y comprensión cuando se ve lastimada la otra persona las posiciones de amor pueden cambiar.

- De aprecio, dirás

- Sí, no hay cosa como posición del amor.

- Y bien, entonces, ¿hasta donde se debe?, tiene tal límite

- Amar?, amar hasta el último instante del alma en que se quiebra...

- ¡Anda!, ¿sin corazón y hablas como romántico?

- Oye, sé un poco de eso... - y alzando un poco la voz de manera fingida- ¡y sí tengo corazón !

- Uno poco de eso y de nada, y más de la nada.