domingo, 3 de abril de 2011

Austera. EL cuento que se figura.

Un ligero cosquilleo le regala una caricia, la cual resulta un poco antagonista a la situación, y la garganta no sabe como está hecha un nudo.


Le es tan delicioso desahogarse, tan agradable, pero no puede salir del pozo que hay en su cabeza,que le rodea.


-"Podría salir de ese pozo, pero no hay otro ahora que me quite la sed como este"..."He escuchado que cuando se quiere dejar uno, se busca otro, pero los otros que vienen a mi, me podrían ahogar, o no me podrían saciar.
Además no quiero otro... ¡No!, definitivamente no encontraré agua más dulce y fresca que la que me ahoga."


Y se debatía, una y otra vez, sin entender que el agua que le calmaba ahora le ahogaba, que podría encontrar mejor que tal pozo cuando menos lo buscara, pero no podría ver uno diferente mientras se ahogara.

Y sin pensar, Tragaba, se ahogaba.


No había agua que se mimetizara, que se hiciese menos densa y le ayudara a salir, por que al fin y al cabo a tales aguas no se entran mas que el pozo, el agua, y quien bebía de esta.