domingo, 19 de febrero de 2012

Ventilador.

Acariciando el cuerpo con el viento que impulsas
cual inevitable caer y deslizar del agua,
se desborda la energía usada en este objeto eléctrico en vientos,
refrescándome por igual si guardo silencio viendo la luna que no es,
o si es y duermo.

Engañando mis oídos, creyendo que es un sonido mas bien sutil,
grandes ruidos toca armar a mi alrededor para despertarme.
Vacío en el calor que deshacer, que hasta se duda de ti,
copia energética del viento jovial en el ocaso.

Chillas y quejas, pero que acunas con eso,
tal como mecedora ruidosa a bebe consentido,
por una abuela propietaria de dichosos, rústicos y toscos sonidos,
me balanceas con un alboroto adentrado ya en mi para hacerme dormir.

Andar, Aire.

A andar, les eché a volar,
las deudas que jamás me pesaron pero que no podría saldar
la suavidad y la blancura de tales,
quizás otro se quería hacer de ellas
Yo, egoísta, interesado, las quise tomar, a ver si les podía llenar.

Mejor que yo seguramente realizarían;
saldar amor es bello, es grato,
yo vacío y ansioso solo enrojecía la blanca piel
la que con ánimos en realidad trataba saldarme a mi.

Juegos, que fueron estos más que las caricias,
pero que trémulo una vez trate de llenar
de remplazar lo tosco en mi y lo jocoso,
esforzado era, lo intenté, vanamente entonces.

Al final, sólo a la salida le pude escribir,
haré sangrar el sentimiento, haré derramarse,
lo que queda como una buena marca yo soy...

Cicatríz, veneno ególatra, narcisista, Egocéntrico.

Me quedaré con una deuda, sin ser así para mi, le agradeceré
le llenaré, de lejos, como pueda, como en realidad podría yo,
este erizo no podría acariciar tan suave criatura,
infantil, vivaz, alegre, ¡al viento!, al aire...

El color que se perdió

Que ni en un color veo los tonos, que ni en uno, no veo cambios,
que sea el color que olvidé de niño o que dejé de bebé en irracionalismos,
que se me escaparon los recuerdos y los borré con las manos
que se me desbordó el jarrón de sentimientos
que botando agua se dió gusto y que sin una gota ha quedado.

Asi deseé probar el limpio sabor del sin sabor,
ver el tono que lo funde todo,
el acabar de la existencia que lo hace nada,
y que probar tal deseo sería semejante indecencia.

Escupir me han hecho del deseo egoísta,
vomitado todo en lágrimas; que fina verguenza,
Monocromaron mi visión y todo lo devolvieron,
en escalas grizes y luego lapizlazuli.

De borroso y aguado me secaron,
arden con dolor lo llorado,
lo que siempre has estado,
y que hasta ahora lo has ignorado.