martes, 7 de octubre de 2014

El contrato carmesí con la locura

¿De qué va esta obscuridad rojiza?

Sé, soy consiente, observo en la profunda obscuridad cuando cierro los ojos, es este rojo.

Es inevitable por el mismo hecho de ser humano y tener la sangre roja el ver mis parpados así, todo el tiempo, contra luz y en la obscuridad.

De allí sé que al menos, en la obscuridad o en la negrura del caos, donde no tuviese tacto ó no pudiera conocer los límites de mi cuerpo, donde las ideas saltan, se enredan y retuercen, si dudase de mi existencia como humano, calmaría cerrando mis ojos por esta obscuridad rojiza.

Por eso mismo no temo de la noche sin estrellas ni luna, no temo de la obscuridad de la cueva... Por eso no temo de mi mismo.

Pero si perdiese mis párpados rojos, si me ganara la ceguera, si perdiese los ojos, la locura me tomaría, no sabría ser humano, dejaría de ser uno.

Apretando los ojos, veo verdes , luces y demás, pero en la base de todo lo que veo, esta este rojizo, encima aún de la obscuridad, rojo que veré en todas partes, que podría hacerme perder la cordura, no lo hace, pues es el contrato carmesí con la locura.