miércoles, 6 de marzo de 2013

El duelo de lo escrito


Los suspiros frescos que genera el ocaso,
las horas de insomnio que acompañan a los noctámbulos,
los fríos que se viven sobre las sábanas.
las mañanas cálidas teñidas de amarillo,
la pereza que se destierra y toma asilo casi al medio día,
los últimos intentos de la tarde,
la euforia del fresco de la noche,
los suelos fríos que toco con mis pies desnudos,
las estrellas que se anidan detrás de las nubes,
la luna entre mis pensamientos,
el conejo apurado que muestra el camino
y el ombligo en ella ajeno de mi vista.,
todo lo que me genera un lapso,
es la poca tinta que me da para escribir,
el tinte profundo y tentado,
el ligero deslizar de un lapicero,
el casi rasgar de un lápiz terco,
las hojas suaves con relieve en su revés.
el olor del color y la pintura de lo dibujado,
lo borroso y tenue de la voz de fondo,
el secreto del susurro,
el ruido hecho sin forma del griterío,
el tacto cómodo de ver su piel,
el cuerpo y el rostro que no puedo ignorar ver,
el jugueteo infantil y burdo del viento,
lo desteñido, viejo, mustio de lo muerto,
lo café y amarillo de lo olvidadizo, del café y del cigarrillo
y lo penetrante del olor de estos;
las manchas torpes de mi escrito,
el perfume de mi madre y de mi abuela,
el aire de intimidación de mi padre,
el capricho de amorío para mis amigos,
el deseo de suaves, rojos ó rosados, delicados, emperifollados, suaves, fríos labios,
lo chistoso de lo estirable de una mejilla,
lo estilizado y suave de su piel,
lo tosco y singular del viejo árbol que espanta en la obscuridad,
el golpe de sonido del eco en un cuarto cerrado,
lo excitante de lo pequeño desconocido,
la brillante y sin vergüenza sonrisa de lo feliz, de lo que no ocultan
el filo dulce y afilado de una espada,
los sabores múltiples que riman,
el coqueteo del azúcar y el azotante sentimiento de la gula,
lo envolvente de... un abrazo

Lo amargo de mi boca,
lo seco, limpio y directo de lo sobrio,
y el mareo del ebrio.


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