Acómpañame en la noche del vuelo,
que tú seas la única de mi deseo,
que me acompañe el deseo de tu cuerpo.
Que este es del vuelo de lo que topa,
pero que seas siempre lo que toca,
que me detengas y sea el mismo deseo.
Por el deseo de la noche,
por el deseo de la mañana y del día,
que no defina la hora sino en tí,
del desengaño y la realidad en tí.
Que caiga en el pecado de tu cuerpo,
que indefenso me calme en tus brazos,
que cuides de mis desengaños,
y que el deseo seas tú.
Defíneme mujer, defíneme indefinido,
cálmame mujer y entrevé mis juegos.
Sé mi juego, mi engaño, mi imaginación y mi realidad,
mi todo.
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