Me quedé viendo la extrañeza de las hojas que veía, eran tan delgadas, tan egoístas, no querían perder nada, de su agua, de su sol, así son estas hojas, cuya humedad no quieren perder, como espinas, como en los pinos, que sin ser hojas se pintan tan bien de verde desde la base hasta arriba, como un desafío al embellecimiento ó a la perspectiva subjetiva de la naturaleza, como un "aquí sobrevivo yo", y su mismas semillas, incomestibles, que se arrastran y son pateadas y pisadas en el suelo por los animales.
Me preguntó, qué me había quedado pensado, mentí, no podía decirle que me había quedado anonadado en el egoísmo que incluso en la naturaleza por el contexto se había dado, dije, de manera interesada, que me había quedado pensando en esa persona, como las hojas de estos seres egoístas, que compartíamos los mismos sentimientos egoístas.
viernes, 10 de febrero de 2017
Miss.ts C
Daré una pista. Llovió, y granizó.
No sé si es por la parte donde estoy pero este lugar me da una falsa impresión de planicie, ó debe ser la facilidad para construir en algo plano. También la necesidad.
Tras llover el suelo quedó mojado y cada vez que piso se dispersa un poco la tierra debajo de mis zapatos, suena como un roce entre limas y agua, como en arena dejo una huella donde ando. También mojo un poco mis pantalones que llegan con facilidad a los talones.
La impresión que se da a lo lejos las montañas, llenas de una capa de nubes y neblina junto con esta aparente planicie, es como si en el horizonte se dibujaran prohibidas, condenadas, escondidas ó solo visibles en una ocasión especial como hoy. Pero hoy es un día de lo más normal y no hay montañas prohibidas, condenadas, escondidas ó invisibles.
Así, creo que también considero que lo que pensamos sorprendente a nuestra vista, es natural y a la vez extraño, pero típico; no nos queda más que asombrarnos, quejarnos, sentirnos felices y tras esto, pedir por jamás dejar de sentirse sorprendido, para no nublar estos momentos ni tampoco insensibilizarlos por los mismos.
Así, como el hecho de llegar de manera fugaz y coincidencia me topara contigo, quedaras en mi mente, como cadillo que tras caminar por pasto queda en la ropa y no se suelta hasta que te pones en la tarea ardua de quitarlas todas.
Es claro que no puedo hacer nada con esto, pero quizás si siempre hubiera estado cerca jamás habría pasado, el cadillo jamás se habría adherido a la ropa de alguien que camina por la maleza.
Por que entre plantas no se adhiere el cadillo... ¿no?
Así se a una coincidencia bella y que no se puede hacer nada con esta, no me queda otra que contemplarle con cuidado mientras puedo, por que no quiero dañar el ecosistema.
Finalmente es una bella coincidencia.
No sé si es por la parte donde estoy pero este lugar me da una falsa impresión de planicie, ó debe ser la facilidad para construir en algo plano. También la necesidad.
Tras llover el suelo quedó mojado y cada vez que piso se dispersa un poco la tierra debajo de mis zapatos, suena como un roce entre limas y agua, como en arena dejo una huella donde ando. También mojo un poco mis pantalones que llegan con facilidad a los talones.
La impresión que se da a lo lejos las montañas, llenas de una capa de nubes y neblina junto con esta aparente planicie, es como si en el horizonte se dibujaran prohibidas, condenadas, escondidas ó solo visibles en una ocasión especial como hoy. Pero hoy es un día de lo más normal y no hay montañas prohibidas, condenadas, escondidas ó invisibles.
Así, creo que también considero que lo que pensamos sorprendente a nuestra vista, es natural y a la vez extraño, pero típico; no nos queda más que asombrarnos, quejarnos, sentirnos felices y tras esto, pedir por jamás dejar de sentirse sorprendido, para no nublar estos momentos ni tampoco insensibilizarlos por los mismos.
Así, como el hecho de llegar de manera fugaz y coincidencia me topara contigo, quedaras en mi mente, como cadillo que tras caminar por pasto queda en la ropa y no se suelta hasta que te pones en la tarea ardua de quitarlas todas.
Es claro que no puedo hacer nada con esto, pero quizás si siempre hubiera estado cerca jamás habría pasado, el cadillo jamás se habría adherido a la ropa de alguien que camina por la maleza.
Por que entre plantas no se adhiere el cadillo... ¿no?
Así se a una coincidencia bella y que no se puede hacer nada con esta, no me queda otra que contemplarle con cuidado mientras puedo, por que no quiero dañar el ecosistema.
Finalmente es una bella coincidencia.
Y no-portunismo
Es así, como cuando caminas, en un día que cuyo atardecer es bien amarillento y el viento se encuentra acariciándote sin cesar, te da por abrazar un árbol ó agarrar la hoja que baila en el suelo ó se esta quieta en su lugar pero trémula por bailar con el viento, quieres agarrarla y destrozarle por lo seca que está.
Es entonces como el impulso de querer hacer algo lo dejas pasar y en ese mismo escenarios caminas sin cesar a tu sitio de estar ó de descanso.
Told me it was a "myth".
No lo es, es un mito, era mi mejor y desesperado intento. Y sobraba la luz pero era la mejor escusa para acompañarme y es un viernes además.
Por desgracia ó por suerte decidí acompañarme del día y del sol, así sobrara la luz y el tiempo libre. Creo que descanso y no descanso por lo que dije, y por lo que bebí, pero creo que me acompañan mejor los líquidos y los fluidos que el tacto sólido.
No quiero decir que soy un oportunista de inoportunidades, pero ese par no se llevan bien y quiero dármelas de suertudo para volverlas en algo que no son, es como una "crónica de una muerte anunciada" y quiero volverles un milagro. Bueno, ciertamente no me mataron.
Creo que me gusta aprovechar las inoportunidades y en donde lo que busco es más escaso, el gusto por lo imposible y por lo que no se da, creo que hay cierta pasión en atrapar lo que no se está, así como por capturar en una fotografía lo efímero de un sentimiento y una sensación irrepetible, pero sin lograr obtenerlo.
Aquél alguna vez me dijo, habían que tener faldas de por medio ó el masoquismo, y pues bueno, fueron las dos.
Es entonces como el impulso de querer hacer algo lo dejas pasar y en ese mismo escenarios caminas sin cesar a tu sitio de estar ó de descanso.
Told me it was a "myth".
No lo es, es un mito, era mi mejor y desesperado intento. Y sobraba la luz pero era la mejor escusa para acompañarme y es un viernes además.
Por desgracia ó por suerte decidí acompañarme del día y del sol, así sobrara la luz y el tiempo libre. Creo que descanso y no descanso por lo que dije, y por lo que bebí, pero creo que me acompañan mejor los líquidos y los fluidos que el tacto sólido.
No quiero decir que soy un oportunista de inoportunidades, pero ese par no se llevan bien y quiero dármelas de suertudo para volverlas en algo que no son, es como una "crónica de una muerte anunciada" y quiero volverles un milagro. Bueno, ciertamente no me mataron.
Creo que me gusta aprovechar las inoportunidades y en donde lo que busco es más escaso, el gusto por lo imposible y por lo que no se da, creo que hay cierta pasión en atrapar lo que no se está, así como por capturar en una fotografía lo efímero de un sentimiento y una sensación irrepetible, pero sin lograr obtenerlo.
Aquél alguna vez me dijo, habían que tener faldas de por medio ó el masoquismo, y pues bueno, fueron las dos.
lunes, 16 de enero de 2017
Escenas 11, Llegando a Pasto.
Ya en varias ocasiones, desde pequeño incluso, siempre he visto unos cuantos paisajes, en los que me quedo absorto ó los dejo pasar e ignoro con un sueño.
Grietas grandes, arrugas alargadas,
gigantes verdes y que como hormiga recorro cerca en la punta de estas.
Ciertamente, ya en varias ocasiones ya he atravesado las cordilleras de Colombia,
pero nunca tan alto, montañas hechas piedras y que parecen congeladas por el tiempo,
por la fuerza de la mano de obra e ingeniería, ó por la suerte misma de que no se deslicen.
Acá en estos gigantes alargados se hacen pistas, vías, que me hacen pensar en la fuerza y genialidad del humano, ¡cómo modificamos el ambiente a nuestro convenir!, pero y a la vez lo pequeñas que son estas vías, muchas veces mas grandes que nosotros, siendo y figurando tan pequeñas en imponentes montañas verdes.
Nosotros nos montamos en inventos, amarillentos, anaranjados, gigantes y no habrá falta el animal que los vea monstruosos modificando la naturaleza, pero así estos mismos que si dejamos estar la misma naturaleza los absorberá y se volverá como barro al aire seco, tierra y luego arena.
Que lío, incluso aunque por la inteligencia y brillantez de la raza, se sienta uno grande, se es tan pequeño.
Grietas grandes, arrugas alargadas,
gigantes verdes y que como hormiga recorro cerca en la punta de estas.
Ciertamente, ya en varias ocasiones ya he atravesado las cordilleras de Colombia,
pero nunca tan alto, montañas hechas piedras y que parecen congeladas por el tiempo,
por la fuerza de la mano de obra e ingeniería, ó por la suerte misma de que no se deslicen.
Acá en estos gigantes alargados se hacen pistas, vías, que me hacen pensar en la fuerza y genialidad del humano, ¡cómo modificamos el ambiente a nuestro convenir!, pero y a la vez lo pequeñas que son estas vías, muchas veces mas grandes que nosotros, siendo y figurando tan pequeñas en imponentes montañas verdes.
Nosotros nos montamos en inventos, amarillentos, anaranjados, gigantes y no habrá falta el animal que los vea monstruosos modificando la naturaleza, pero así estos mismos que si dejamos estar la misma naturaleza los absorberá y se volverá como barro al aire seco, tierra y luego arena.
Que lío, incluso aunque por la inteligencia y brillantez de la raza, se sienta uno grande, se es tan pequeño.
viernes, 21 de octubre de 2016
Escenas 10. El día que llevé la cámara.
Los días, no sé por qué, pero como si en plaquitas, filtros de ambar;
todos se pintaban.
Acá no existen los tiempos ni las temporadas,
y que como mi tiempo se imaginaban y sobresaltaban
se suspendían en resina.
En este día amarillo, todos me observaban tras dos ventanas,
los lentes de mi cámara.
La niña cándida posaba.
El chico malo posaba.
El torpe juego se atrapaba.
Que por el mismo tiempo se jugaba y allí en ese mismo instante. yo.
Detrás; yo.
Así todos nos regocijábamos.
y yo.
Y allí está.
y tras eso, de nuevo; la nada,
todos se pintaban.
Acá no existen los tiempos ni las temporadas,
y que como mi tiempo se imaginaban y sobresaltaban
se suspendían en resina.
En este día amarillo, todos me observaban tras dos ventanas,
los lentes de mi cámara.
La niña cándida posaba.
El chico malo posaba.
El torpe juego se atrapaba.
Que por el mismo tiempo se jugaba y allí en ese mismo instante. yo.
Detrás; yo.
Así todos nos regocijábamos.
y yo.
Y allí está.
y tras eso, de nuevo; la nada,
viernes, 29 de julio de 2016
Acá
Hola, tú, que saltas de leída en leída,
yo tambíen vengo de nada a nada.
Acá estamos los dos, tú, leyéndome,
yo, escribiendo.
Acá, déjame contarte, se siente frio,
de ese que me gusta,
de ese que me encantaría que me acompañaran.
No quiero mentir, estar debajo de 3 ó 4 cobijas en el frío tiene su encanto,
el fra frá de las cobijas y mantas al moverse al buscar el frío de estas,
ó mantenerse acurrucado mientras llegan a tu temperatura.
Acá que ni tú ni yo sabemos a donde hemos llegado sin saber que encontrar.
Hey...tú, no quiero que me acompañes, ó no sé, acompáñame.
yo tambíen vengo de nada a nada.
Acá estamos los dos, tú, leyéndome,
yo, escribiendo.
Acá, déjame contarte, se siente frio,
de ese que me gusta,
de ese que me encantaría que me acompañaran.
No quiero mentir, estar debajo de 3 ó 4 cobijas en el frío tiene su encanto,
el fra frá de las cobijas y mantas al moverse al buscar el frío de estas,
ó mantenerse acurrucado mientras llegan a tu temperatura.
Acá que ni tú ni yo sabemos a donde hemos llegado sin saber que encontrar.
Hey...tú, no quiero que me acompañes, ó no sé, acompáñame.
viernes, 10 de junio de 2016
Y del amor, ¿qué me dices pequeño?
Estaban este par de amigos, pero no un par usual, un humano y un homúnculo, que tras varios experimentos habría podido ser el resultado final y el pináculo de un alquimista sabio y brillante; sin embargo, el mundo del que relatamos no es necesario alquimista ni homúnculo, además, este último ya terminó viviendo y siendo como un humano normal.
Estos amigos habían crecido como hermanos; el homúnculo, como humano común y corriente, que más que comprender, reproducía con destreza los comportamientos de los demás.
Después de beber un poco de alcohol, se sumieron en una larga conversación donde no importaba no quien ganara ni perdiera, uno criticaba, preguntaba, deseaba conocer y el otro se limitaba a responder, no por sí mismo, sino con la respuesta que dejara más cómodo al interlocutor.
Dejando de lado como es que un alquimista es innecesario en cualquier mundo, planeta ó historia, les comparto:
- Y tú, pequeño, ¿qué sabes del amor?, eres un fer enfermizo, ligero, que al intentar atrapar abrazas el ligero instante de contacto con el aire, pero no agarras nada, ni una pista, así, como cuando te cuentan un chiste, no atrapas nada, ni amor ni el humor.
- Cuando dices enfermizo y demás cosas, suena como si no tuviera sentimientos ni emociones, como si estuviera enfermo, sabes bien que me río con normalidad en varias ocasiones.
- Sí, ¿y los chistes qué?, te los masticamos todos y al final no te ríes un poco.
- Eso es por que tu sabes que no me río, pero ellos no se dan cuenta.
- ¡Ajá!, pero esto no se trata de chistes.
- Calma un poco, sé que no es eso... El amor... el amor, ¿no es desear que el otro esté bien, cómodo, contento?
- Ciertamente, y ahora, siendo un poco egoísta?
- Bueno, con respecto el amor de pareja, amistades, y familia, es complejo, tengo entendido, existen varias etapas, y debido al aprecio y comprensión cuando se ve lastimada la otra persona las posiciones de amor pueden cambiar.
- De aprecio, dirás
- Sí, no hay cosa como posición del amor.
- Y bien, entonces, ¿hasta donde se debe?, tiene tal límite
- Amar?, amar hasta el último instante del alma en que se quiebra...
- ¡Anda!, ¿sin corazón y hablas como romántico?
- Oye, sé un poco de eso... - y alzando un poco la voz de manera fingida- ¡y sí tengo corazón !
- Uno poco de eso y de nada, y más de la nada.
Estos amigos habían crecido como hermanos; el homúnculo, como humano común y corriente, que más que comprender, reproducía con destreza los comportamientos de los demás.
Después de beber un poco de alcohol, se sumieron en una larga conversación donde no importaba no quien ganara ni perdiera, uno criticaba, preguntaba, deseaba conocer y el otro se limitaba a responder, no por sí mismo, sino con la respuesta que dejara más cómodo al interlocutor.
Dejando de lado como es que un alquimista es innecesario en cualquier mundo, planeta ó historia, les comparto:
- Y tú, pequeño, ¿qué sabes del amor?, eres un fer enfermizo, ligero, que al intentar atrapar abrazas el ligero instante de contacto con el aire, pero no agarras nada, ni una pista, así, como cuando te cuentan un chiste, no atrapas nada, ni amor ni el humor.
- Cuando dices enfermizo y demás cosas, suena como si no tuviera sentimientos ni emociones, como si estuviera enfermo, sabes bien que me río con normalidad en varias ocasiones.
- Sí, ¿y los chistes qué?, te los masticamos todos y al final no te ríes un poco.
- Eso es por que tu sabes que no me río, pero ellos no se dan cuenta.
- ¡Ajá!, pero esto no se trata de chistes.
- Calma un poco, sé que no es eso... El amor... el amor, ¿no es desear que el otro esté bien, cómodo, contento?
- Ciertamente, y ahora, siendo un poco egoísta?
- Bueno, con respecto el amor de pareja, amistades, y familia, es complejo, tengo entendido, existen varias etapas, y debido al aprecio y comprensión cuando se ve lastimada la otra persona las posiciones de amor pueden cambiar.
- De aprecio, dirás
- Sí, no hay cosa como posición del amor.
- Y bien, entonces, ¿hasta donde se debe?, tiene tal límite
- Amar?, amar hasta el último instante del alma en que se quiebra...
- ¡Anda!, ¿sin corazón y hablas como romántico?
- Oye, sé un poco de eso... - y alzando un poco la voz de manera fingida- ¡y sí tengo corazón !
- Uno poco de eso y de nada, y más de la nada.
viernes, 27 de mayo de 2016
¡Que chiste!
En aquél instante, debo confesar, que había definido que las cosas, la realidad, o el azar, al igual que la forma que habías pasado por mi vida y yo por la tuya;
quedarías en esta fotografía, que permitía ver, como por instantes, siempre tu misma forma, como un insecto atrapado irremediablemente en la resina de un árbol, y que sin importar el ángulo del cual se observase no habría diferencia alguna en lo que se ve, algo así también, como cuando uno se encuentra en una habitación que no ha sido visitada, pero que aún así en esta llega la luz y el polvo, dando la impresión de estar formando una gelatina de estos pequeños corpúsculos fácilmente
revoloteantes, pero suspendidos en el haz de luz.
Una suspensión, un ser comprensible, observable.
No te fui a buscar y me di con palabras, hechos y encuentros con los que ya no pertenecía ni estaba.
Ciertamente seguías dentro de un estado impasible, uno dentro el que no podría afectar, uno dentro del que mis palabras ni mis actos en esta suspensión no resultan.
Lo que había querido y definido, sí, perfectamente observable, pero por lo mismo quedé enajenado.
Si fuese un insecto que perteneciera en la misma resina, solo podría verte en una dirección, y no serías observable ni comprensible, pero al serlo te enajeno.
Era, una resina, una bola de cristal... y esta tiene una superficie, un filtro, una pared, algo que no se puede atravesar...
Uno, en el cual, de cierta forma marqué como huella en cemento sin secar, como un ojear de hojas a un libro nuevo que lo deja intacto y sin cambios. y creía que solo había desorganizado a mi modo las cosas, para mi comodidad, pero resulté no ser de ni esos espacios, ni esa habitación, ¡que chiste!, creerme que al menos daría respiro a tu vida.
quedarías en esta fotografía, que permitía ver, como por instantes, siempre tu misma forma, como un insecto atrapado irremediablemente en la resina de un árbol, y que sin importar el ángulo del cual se observase no habría diferencia alguna en lo que se ve, algo así también, como cuando uno se encuentra en una habitación que no ha sido visitada, pero que aún así en esta llega la luz y el polvo, dando la impresión de estar formando una gelatina de estos pequeños corpúsculos fácilmente
revoloteantes, pero suspendidos en el haz de luz.
Una suspensión, un ser comprensible, observable.
No te fui a buscar y me di con palabras, hechos y encuentros con los que ya no pertenecía ni estaba.
Ciertamente seguías dentro de un estado impasible, uno dentro el que no podría afectar, uno dentro del que mis palabras ni mis actos en esta suspensión no resultan.
Lo que había querido y definido, sí, perfectamente observable, pero por lo mismo quedé enajenado.
Si fuese un insecto que perteneciera en la misma resina, solo podría verte en una dirección, y no serías observable ni comprensible, pero al serlo te enajeno.
Era, una resina, una bola de cristal... y esta tiene una superficie, un filtro, una pared, algo que no se puede atravesar...
Uno, en el cual, de cierta forma marqué como huella en cemento sin secar, como un ojear de hojas a un libro nuevo que lo deja intacto y sin cambios. y creía que solo había desorganizado a mi modo las cosas, para mi comodidad, pero resulté no ser de ni esos espacios, ni esa habitación, ¡que chiste!, creerme que al menos daría respiro a tu vida.
sábado, 16 de abril de 2016
Escenas 9. Sobre el arte; el orden y el silencio en el León.
En más de una ocasión he estado aquí, sentado en estas sillas algo viejas, un profesor en alguna clase comentaba:
- Hacerle una renovación, re-estructuración, al León de Greiff, es una cosa complicada, pues es una caja de música... ¡hasta las sillas son acústicas!
Acá estoy sentado en una de sus sillas acústicas cuyo asiento se recoge si no hay nadie en el puesto, esto es para facilitar la entrada y distribución de personas dentro de la gran cajilla musical de la universidad.
Me acomodo una y otra vez en el puesto hasta encontrar la forma de sentarme sin estar incómodo, la silla chirrea un poco y el mecanismo que recoge al asiento está en mal estado, que si me descuido o me siento mal este podría bajar de más y yo quedar en el suelo.
"Esta cajilla es hermosa, pero necesita sillas nuevas", pensé.
Existe un ligero olor a guardado, a madera, pero es algo cómodo y familiar, como ese olor que tiene la habitación de uno, que al quedar completamente cerrada tras irse un fin de semana a pasear, no se congela al tiempo si no que se hace con este olor característico, demostrando que sin la observación de nosotros, las cosas siguen su ritmo propio, independientes, casi indicando en cierta forma su vida propia.
Me hice en el mejor lugar que encontré disponible, en el patio de las butacas, adelante del escenario, en el centro, a una altura parecida a quienes vinieran a presentarse, podría verles de frente, pero ni una pizca de arriba, así estuviesen sentados. A mis lados gente desconocida, mi amigo no está - él me invitó- demora en llegar, por lo que he decidido que si me toca estar solo, disfrutaría bien la presentación sin esperar a que llegase para sentarnos juntos, después de todo acá no vamos a hablar, si no a escuchar, y no hay mejor que el centro para estos evento, la filarmónica interpretaba un par de composiciones y un concierto para violín.
En el escenario sólo habían sillas vacías, una luz fuerte y en el resto de la caja musical, una luz tenue suficiente para que cada quien hallara su puesto.
Estando la mayoría sentados, se sentía un bullicio suave, tenue, sin ecos, como el ruido constante que hay en el mar, pero a lugar de olas chocando, eran voces y palabras incomprensibles, excepto las de aquellas personas ubicadas cerca de mi, la verdad; probablemente compararlo con el mar sería un error, dado que esta cambiaba generaba subidas y bajadas de voces con mayor irregularidad que la de las olas.
Suena un segundo timbre y empiezan a entrar los músicos junto con sus instrumentos, se sientan, sonríen y charlan un poco entre ellos, se unen a la marea de voces. Los instrumentos parecen perfumar el auditorio, agregando al olor de quietud, tintes de madera algo fresca, vieja, metal, y ropa formal limpiada en una tintorería; los músicos de orquesta siempre son bastante presentables en el escenario, aunque a pesar de percibir este conjunto de olores, jamás he captado un perfume personal; el auditorio queda como un templo con perfume intachable de madera y polvo.
Tercer timbre y como si acabase la lluvia que irrumpe con la calma de un estanque al aire libre, todo empieza a quedarse callado y quieto. el estanque calma sus olas, y empieza a parecerse a un espejo ligeramente imperfecto; el León esta casi en silencio.
Entra el director de la orquesta, hace una reverencia, es aplaudido y al dar la espalda todo queda en silencio.
Empieza la obra.
Alguna vez comentaba con otro amigo, la naturaleza, si bien tiene tendencia al desorden, generaba cosas ordenadas, debido a que el azar de las cosas, a veces por coincidencia genera cosas que desde la perspectiva humana son ordenadas. No quisiera adentrarme en el dilema entre si el universo es desordenado ó no, ó si las leyes que lo modelan en realidad conllevan ó no a un inexplicable e ineludible caos.
Quiero comentar, qué es el orden para nosotros los humanos.
Qué es desde nuestra perspectiva, organizado.
En aquella ocasión comentábamos, el trabajo, es energía "organizada", pero siendo el universo desordenado era modelar y controlar esta energia para que hiciese algo.
Esto es entonces el orden y organización, para nosotros los humanos. forzar algunas cosas para hacer otras, el silencio, para escuchar la orquesta, la concentración para el compositor, la mirada constante al papel para la interpretación.
Esto es en cierta forma, como comentaba en otra ocasión un profesor, "arte", por gusto, por eso los humanos hacemos las cosas con "arte", con un sentido estético, pues lo que hace es ordenar las cosas, de cierta forma, con alguna idea ó fin, así es como percibí, en ese instante, a qué se refería con el arte, allí en el orden y el silencio en el León.
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