Ya en varias ocasiones, desde pequeño incluso, siempre he visto unos cuantos paisajes, en los que me quedo absorto ó los dejo pasar e ignoro con un sueño.
Grietas grandes, arrugas alargadas,
gigantes verdes y que como hormiga recorro cerca en la punta de estas.
Ciertamente, ya en varias ocasiones ya he atravesado las cordilleras de Colombia,
pero nunca tan alto, montañas hechas piedras y que parecen congeladas por el tiempo,
por la fuerza de la mano de obra e ingeniería, ó por la suerte misma de que no se deslicen.
Acá en estos gigantes alargados se hacen pistas, vías, que me hacen pensar en la fuerza y genialidad del humano, ¡cómo modificamos el ambiente a nuestro convenir!, pero y a la vez lo pequeñas que son estas vías, muchas veces mas grandes que nosotros, siendo y figurando tan pequeñas en imponentes montañas verdes.
Nosotros nos montamos en inventos, amarillentos, anaranjados, gigantes y no habrá falta el animal que los vea monstruosos modificando la naturaleza, pero así estos mismos que si dejamos estar la misma naturaleza los absorberá y se volverá como barro al aire seco, tierra y luego arena.
Que lío, incluso aunque por la inteligencia y brillantez de la raza, se sienta uno grande, se es tan pequeño.
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