lunes, 31 de julio de 2017

La duda de mi tercera madre.

Jamás pertenecí a esas escenas,

Nosotros crecíamos en un mundo inimaginario y abierto, en ese tiempo una caja de arena.

Ese déa ella hacía las galletas.

I las cosas y las ideas, le podríamos repetir, necesitar y representar en granos de arena...

Pero ella la hacía realidad.

Probé las galletas que preparó con dulce de guayaba como un conocimiento extranjero más que como algo típico ó conocido.

Y lo reconocí más como placenta que como algo cognocible...

Era sentimiento, familia, era afable.

...

Y ahora cuando ella duda... mi mundo y ser duda.

Qué fácil tiembla mi mundo...

Qué fácil no puedo explicarle ni arreglarle.

Arreglémosle y arreglémosle en cierto ser inarrepentible.

Porque este nunca se inmuta.

Te debo un café.


El otro día, mientras enfriaba el café echándolo de un pocillo a otro.

Bueno, eso es una mentira, sabes bien como vivo, el café va de un vaso de icopor, de poliestireno, a otro de un tipo plástico que no me atrevo a clasificar, pero que a alivio de mi lector y mío no le pasa nada con el café.

Así, enfriando y revolviendo los tres sobres de azúcar que le eché al café, con ese vapor tan abrigante del café en mañanas friolentas de esta voluble ciudad, me acordé de ti.

Tres sobres de azúcar, el sitio es cómodo, pero el café es pésimo.

Querida amiga, quiero invitarte un café, uno bueno, uno caliente, uno que prometo enfriar, no a la temperatura donde ya no tiene sentido tomarlo, sino una en el cual tu boca no sea lastimada por el exceso de calor, uno donde el acto de enfriar sea lo tangible de mi cariño contigo.



As dust in a forgotten room.

As the days keep going, the longing for you keeps growing.

I wonder how much, will it grow till I see you again;

Will I become a tower?, a light house?, an obelisk?,
or a tree, with many branches and lots of fruits to give you and to hold you with me,
in a quiet and peaceful time, my dear.

I look forward then, as I pray you to wait for the time for us to be.