Ojalá mis manos se postraran ante deseos y respondieran a mi sentimientos cual garras
que deshojaran y dejaran en sorpresa los bajos pensamientos en que he quedado reducido mi reflejo
en esos espontáneos brillos de puentes en tu cerebro.
Ojalá pudiese lastimarles ó hacerme con ellos para hacer nudos y un lío digno de una venganza
lenta e indescanzable.
Ojala que el apego que tengo, pareciese y desvaneciese con la rapidez y la facilidad con la que empuja la brisa del mar a la arena.
Sin embargo impulsos se despedazan con la misma facilidad con la que deseo y siento.
Ojalá no olvidara tan pronto y el sin sabor se diera con tal presencia y tal desapego.
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