Te halo amiga mía,
te tanteo con anhelo,
desde la lejanía.
Aún no aceptas mis brazos,
los que tienden largos por tí.
Hallándome abrazado por la tierra y el tiempo,
y rechazado por la ausencia y el destierro,
me encuentro lejos de ti.
Aún en este mismo cielo de los dos,
suspiro y prometo esta y otras vidas,
hoy que estás apartada,
hoy que no estás preparada,
no escuchas,
pero tú querida, ¿volverás a mi?.
¡Que sea el deseo suficiente,
del buen aprovecho!,
que tus oídos no sean renuentes,
para que nuestro cauce dentro del tiempo,
fluya y sea un mismo hecho.
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