Los días, no sé por qué, pero como si en plaquitas, filtros de ambar;
todos se pintaban.
Acá no existen los tiempos ni las temporadas,
y que como mi tiempo se imaginaban y sobresaltaban
se suspendían en resina.
En este día amarillo, todos me observaban tras dos ventanas,
los lentes de mi cámara.
La niña cándida posaba.
El chico malo posaba.
El torpe juego se atrapaba.
Que por el mismo tiempo se jugaba y allí en ese mismo instante. yo.
Detrás; yo.
Así todos nos regocijábamos.
y yo.
Y allí está.
y tras eso, de nuevo; la nada,