En pequeñas palabras me puedo expresar,
en este escaso y mundano lenguaje mío,
que los cultos se riesen por este joven intentarlo;
desbordar tales sentimientos hacia tí, amiga mía,
empequeñecer inefables sentimientos.
Haciéndote bailar en mis pensamientos,
entre los amorfos límites de mi mente,
danzas amiga mía, quedandote aquí.
Porque si te detuvieras, si quedases quieta,
dejando de danzar, me acostumbraría.
Pero hasta me sentaría yo a darte vueltas,
para no detenerte.
Queriendo aprovecharme de ti
y de tu grácil sensualidad,
me expresaré vehemente, pero con pobreza
lo que se desgarra
de la punta de mis dedos,
la belleza amiga mía que desprendes
involuntariamente, y que mis hermanos,
de creación,
no podemos ignorar.
Que mi alegría no es mas que charlar,
intercambiar sentimientos, pequeños cuentos,
que si perdiera ese tiempo... Amiga mía
cómo duele ese tiempo.